












Descubra
Entre la tierra y el mar, la isla de Oléron y la cuenca de las Marennes le invitan a descubrir su encanto natural .
La isla de Oléron y la cuenca de las Marennes constituyen una zona excepcional y rica en diversidad. El entorno natural es notable, con numerosas y variadas playas, un macizo forestal, una zona de marismas de primera y varias reservas naturales. Se trata de zonas protegidas donde la flora y la fauna conviven en total tranquilidad. De dunas a acantilados, de bosques a viñedos, de criaderos de ostras a esclusas de peces... ¡hay tanta variedad en una misma zona! Lo ideal es subirse a la bicicleta y aprovechar los 130 km de senderos dedicados a la "pequeña reina", que le permitirán apreciar todos estos paisajes.
Laisla "luminosa", como se la suele llamar, es un fantástico patio de recreo para grandes y pequeños. Con sus playas de contrastes, podrá disfrutar de todo tipo de deportes acuáticos. Hay una costa este suave, ideal para bañarse en familia, y otra salvaje, más expuesta al viento y las olas. Los amantes del mar tienen a su disposición toda una gama de actividades: vela, windsurf, surf, vela de arena, kayak...
¿Lo sabía?La isla de Oléron, con una superficie de 175 km², es la mayor isla francesa después de Córcega. Su puente, inaugurado en 1966 y de 3027 metros de longitud, fue el más largo de Francia hasta mediados de los años setenta. En la actualidad ocupa el segundo lugar, por detrás del puente de St-Nazaire.
También es un lugar lleno de vida, donde el nutritivo mar está por todas partes. ¿Quién no conoce las ostras de Marennes-Oléron que se sirven en los mejores restaurantes ? No hay nada como pasear por las casetas multicolores o degustar unas ostras frente al mar. ¡Es muy divertido! Y no se pierda el puerto de La Cotinière, con sus marineros descargando pescado en el muelle. Este pequeño puerto tradicional se ha modernizado hasta convertirse en el primer puerto pesquero del departamento.
Por último, pero no por ello menos importante, la región posee un rico patrimonio , con sus ciudadelas abiertas al público y dispuestas a revelarle su historia... Una visita obligada es la subida al faro de Chassiron, que se alza orgulloso en el "fin del mundo". El panorama de la isla de Ré, el faro de Antioche y las esclusas de peces en marea baja bien merece el esfuerzo. También podrá ver la "estrella local", Fort Boyard.